El 62% de los estadounidenses considera que la candidata demócrata se impuso de este encuentro -el primero de tres-. No obstante, a la hora de votar se mantendría el empate técnico.
WASHINGTON, Estados Unidos.- Ante millones de espectadores y con la Casa Blanca en juego, Hillary Clinton y Donald Trump chocaron anoche por la economía, la seguridad, la política exterior y la situación de las minorías raciales de Estados Unidos en su primer debate presidencial antes de las elecciones de noviembre.
En un cara a cara combativo desde el mismo comienzo, Clinton acusó enfáticamente al magnate inmobiliario Trump de no querer publicar su declaración de impuestos ni dar a conocer a los votantes sus negocios secreto, y agregó que esto demostraba “que hay algo que está ocultando”.
Los primeros sondeos muestran que el 62% de los estadounidenses considera que Clinton se impuso de este encuentro -el primero de tres-, contra tan sólo un 27% que opinan que el ganador fue Trump, informó la cadena CNN.
La consultora Real Clear Politics, en tanto, que monitorea y publica un promedio de encuestas de todo el proceso electoral, no evidenció grandes cambios respecto a ayer y mantiene un empate técnico entre ambos contendientes, con un 46,7% para la ex Secretaria de Estado y un 44,3% para el magnate.
Durante la contienda, los primeros dardos de la aspirante demócrata apuntaron al hecho de que el candidato republicano lanzó su carrera política con la “mentira racista” de que el presidente, el demócrata Barack Obama, era musulmán y no había nacido en Estados Unidos, una afirmación errónea que Trump hizo años atrás y de la que se retractó apenas hace unos días.
Sin experiencia política pero dueño de un exitoso imperio empresarial, Trump presentó repetidamente a Clinton como la “típica política” que ocupó cargos “durante 30 años” sin mejorar la vida de la gente, buscando capitalizar el descontento de muchos estadounidenses con la dirigencia tradicional del país.
Además, trató de desviar la cuestión de la transparencia hacia Clinton, quien es vista por muchos votantes como demasiado reservada, y replicó que difundirá su declaración de impuestos cuando ella haga públicos 30.000 emails que fueron borrados del servidor personal que utilizó cuando fue secretaria de Estado.
El aspirante republicano dijo en repetidas ocasiones que no publica su declaración impositiva porque está siendo sometido a una auditoría de rutina, pero especialistas en cuestiones tributarias afirmaron que no hay motivos para que el empresario no pueda divulgarla durante una auditoría.
Clinton se mostró arrepentida por el controvertido uso que hizo de su correo electrónico, diciendo simplemente que había cometido un “error” pero sin volver a repetir muchas de las excusas que dio a menudo por no haber utilizado una cuenta de correo gubernamental los cuatro años que fue jefa de la diplomacia del país.
“Si tuviera que hacerlo otra vez, obviamente lo haría de manera diferente”, dijo la ex primera dama.
“Eso fue más que un error”, contestó Trump, vestido de traje oscuro y corbata celeste.
El debate de 90 minutos llegó seis semanas antes de las elecciones y con la votación por anticipado ya en marcha en varios estados, y aunque Clinton lleva la ventaja, incluyendo un mapa electoral favorable, más dinero y una campaña mejor organizada para movilizar el voto, la carrera está extremadamente pareja.
Vestida de rojo, Clinton se mostró mesurada y circunspecta mientras Trump hablaba constantemente sobre ella y trataba de interrumpirla. El republicano, un empresario exitoso pero sin experiencia en política, presentó continuamente a Clinton como la “típica política”.
“Ella tiene experiencia, pero es una mala experiencia”, señaló.
Hacia el final del debate, el candidato republicano volvió sus críticas más personales: Clinton “no tiene la mirada, no tiene la fortaleza para ser presidente”.
La aspirante demócrata, que aspira a ser la primera presidenta de la historia de su país, no perdió oportunidad de recordar a los votantes los numerosos comentarios controvertidos que su rival hizo sobre las mujeres, un bloque que será crucial para el resultado de los comicios de noviembre.
“Este es un hombre que llamó a las mujeres cerdas, detestables y perras”, dijo.
El esperado encuentro, que fue el primero de los tres cara a cara que mantendrán de aquí a las elecciones, entrañaba numerosos riesgos para ambos candidatos, pero también les ofrecía una oportunidad para mejorar su posición frente a muchos votantes que dudan y tienen una desfavorable imagen de ellos.
Clinton, ex primera dama y ex senadora demócrata, genera gran desconfianza en millones de personas que la ven como la encarnación de una clase de dirigentes alejada de las verdaderas necesidades de la gente y que ha hecho poco por mejorar su situación durante las décadas que ocupó cargos políticos en Washington.
Para el hábil Trump, pese a que supo sacar provecho de este hastío con la clase política tradicional para ganar con holgura las republicanas, la apuesta es aún más alta, ya que incluso debe convencer de que es dueño del temperamento necesario y de las cualidades más básicas para un presidente.
Los oponentes se enfrentaron también por el comercio, los impuestos y las formas de repatriar puestos de trabajo a Estados Unidos.
“Donald, sé que vives en tu propia realidad”, disparó Clinton a su rival tras decir que promovía una versión renovada de la teoría económica del derrame, una filosofía centrada en la necesidad de bajar impuestos a los más ricos para que ganen más plata hasta que esta riqueza se derrame sobre los menos afortunados.
En contraste, la ex secretaria demócrata llamó a aumentar el salario mínimo, a invertir más en infraestructura, garantizar una paga igualitaria para las mujeres y en general “construyendo una economía que funcione para todos y no sólo para los de arriba”.
“Que los más ricos paguen su parte justa”, dijo Clinton, al punto que agregó que hay que “repartir los beneficios de las empresas, no solo para sus altos ejecutivos” y destacó que “la cuestión central de estas elecciones es qué tipo de país” será Estados Unidos en el futuro.
Trump criticó políticas que, en su opinión, causaron una fuga de empresas de Estados Unidos que se instalaron en otros países para abaratar costos, con la consiguiente pérdida de puestos de trabajo, y dijo que esto sucedió en parte por los acuerdos comerciales “defectuosos” que Clinton apoyó.
El candidato republicano añadió que Clinton cambió su posición sobre los acuerdos comerciales y los criticó recientemente por motivaciones puramente electorales, informó la cadena CNN.
“La secretaria de Estado Clinton y otros políticos deberían haber estado haciendo esto durante años”, dijo Trump, quejándose de que el actual mandatario demócrata, Barack Obama, no hizo nada o hizo muy poco por evitar la fuga de empresas y compañías hacia terceros países.
Pero el republicano debió pasar del ataque a la táctica defensiva cuando fue presionado a contestar por qué, durante años y hasta hace poco tiempo, fue el principal impulsor de la equivocada teoría de que Obama no nació en Estados Unidos y de que era musulmán.
“En realidad, él inició su actividad política sobre esta mentira racista”, cargó Clinton.
Consultados por los recientes casos de gatillo fácil policial contra afroamericanos, Clinton, culpó a las armas de la violencia que golpea a esa comunidad minoritaria, mientras que Trump pidió “ley y orden” para acabar con la tensión racial entre los negros y la policía.
El multimillonario se mostró a favor de la polémica práctica policial de “detener y cachear” a sospechoso como forma de combatir el delito, pero Clinton dijo que esa política no era efectiva además inconstitucional.
Las elecciones del 8 de noviembre han generado enorme interés en Estados Unidos, y se estima que el debate televisivo fue seguido por un récord de 100 millones de espectadores,
Las familias de los candidatos ingresaron al salón del debate en la Universidad de Hofstra, a las afueras de Nueva York, momentos antes de que Clinton y Trump tomaran sus lugares en sus estrados, antes de saludarse con un respetuoso apretón de manos.
El ex presidente Bill Clinton, marido de Hillary, también estrechó la mano de la esposa de Trump, Melania, segundos antes.